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Opinión

Alejandro Bercovich: Quién acusa

En 1894, se produjo en Francia un juicio a un oficial francés, al que acusaron de espiar para los alemanes. El caso es conocido como Causa Dreyfus, y es todavía icónico para los franceses de cómo la Justicia se puede falsear. El juicio fue íntegramente trucho, sin pruebas y con un tribunal amañado, y al oficial lo condenaron a prisión perpetua a cumplir en la Isla del Diablo. Émile Zola escribió un libro titulado "Yo acuso", en el que desenmascara el armado de la causa y denuncia el antisemitismo del que había sido víctima Dreyfus. El espionaje había existido, pero lo habían hecho otros, y eligieron a Dreyfus como chivo expiatorio solamente por ser judío. El paralelo de esa historia con la condena a Cristina Kirchner está en cómo se puede condenar a alguien manejando, no la ley, sino la cadena de jueces y fiscales que ejecutan la ley. La doble vara que maneja a la Justicia argentina es muy evidente; la historia está plagada de causas de políticos que responden al poder real, como la cantidad increíble de causas gravísimas por corrupción que tienen Mauricio Macri y sus funcionarios, en las que en algunas fueron sobreseídos a pesar de las pruebas contundentes que existen y las otras duermen encajonadas. La doble vara no es solo de partidos, es de clase, y la solución a este problema solo puede germinar en la calle. El kirchnerismo fue la respuesta que le dio el sistema político a la crisis de 2001. El poder no imagina la reacción que puede alumbrar el pueblo a este nuevo ciclo de despojo, que es tan profundo como el que derivó en 2001, porque es más en la calle que en el palacio que se puedan encontrar las respuestas. Cristina "la ve", pero lo más importantes quién la acusa a ella, y si la vemos nosotros.

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