Política
Dolor en el campo popular: A los 92 años murió Lita Boitano
La presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas dedicó su vida a buscar a sus dos hijos, Miguel y Adriana, que fueron desaparecidos por la dictadura. Militante peronista, feminista e hincha de Boca; Fue pionera en la recopilación de las primeras denuncias en 1976.
A los 92 años falleció este jueves Angela ‘Lita’ Paolín de Boitano, histórica dirigente de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y una luchadora incansable por los derechos humanos y por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Lita nació el 20 de julio de 1931 en Buenos Aires, fue peronista desde su adolescencia, enviudó a los 37 años y después de la desaparición de su hijo en 1976 se acercó a Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, el primer organismo de derechos humanos conformado por quienes buscaban a las personas que el gobierno secuestraba. Después surgirían Madres de Plaza de Mayo y Abuelas.
Su militancia durante la última dictadura militar
"No es que nosotras seamos las grandes madres. Es que nuestros hijos se lo merecían", remarcó Lita en diálogo con Memoria Abierta. Luego del secuestro de su hija, que presenció con sus propios ojos en Plaza Irlanda, dejó su trabajo y se dedicó de lleno a la militancia para reclamar junto a las familias del resto de las personas desaparecidas.
Durante el mundial de 1978, repartió volantes denunciando las desapariciones en el estadio Monumental junto a Graciela Lois. También viajó a México a la tercera conferencia del episcopado para alertar al papa Juan Pablo II sobre el terrorismo de Estado en Argentina. Luego se exilió en Europa y regresó a Argentina en 1983 tras las elecciones que consagraron a Raúl Alfonsín presidente.
Miguel Ángel tenía 20 años. Era estudiante de Arquitectura en la UBA e integrante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Fue secuestrado el 29 de mayo de 1976, apenas dos meses después del golpe cívico – militar, y fue visto por sobrevivientes en el centro clandestino de detención de la ESMA. Adriana, de 24 años, era estudiante de la carrera de Letras e integrante de la JUP. Fue secuestrada casi un año después, el 24 de abril de 1977 y nunca más se supo de ella.




