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Judiciales

El Gobierno expone a Santiago Caputo como fusible por la criptoestafa

El jefe de Gabinete cuestionó al asesor presidencial quien cortó la entrevista en la que el Presidente dio explicaciones sobre el escándalo de $LIBRA. Se sumó a las críticas del vocero Manuel Adorni y del periodista ultraoficialista Jonathan Viale.

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El hasta ahora intocable asesor presidencial, Santiago Caputo, aparece cada día más en el centro de la tormenta provocada por la promocion que Javier Milei hizo de la criptomoneda $LIBRA. Este miércoles fue el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien aseguró “nadie es superpoderoso” y admitió que el Presidente “se enojó” con su asesor.

“El Presidente se enojó, por supuesto. Se enojó sin saber que esa parte iba a salir al aire. Se enojó con Caputo, le pareció una irresponsabilidad que interrumpiera sin ningún acuerdo previo con el conductor del programa, y que además interrumpiera para una estupidez”, dijo Francos al referirse a la interrupción que el asesor hizo durante la entrevista que el Presidente dio al periodista Jobatan Viale el lunes pasado.

Al hablar por Radio Rivadavia, el jefe de Gabinete agregó:  “Cuando uno mira la causa de la interrupción uno dice 'cuál es el sentido', pero de todas maneras me parece que Santiago Caputo ha aprendido una lección y es que nadie es superpoderoso, que todas las cosas tienen sus límites. El Presidente se lo ha marcado”.

Francos se sumó así a las críticas que Caputo había recibido del vocero presidencial, Manuel Adorni: “Caputo tiene el defecto, por así decirlo, de la excelencia. Notó que eso podía prestar la confusión a alguna parte de la audiencia y decidió cortar la nota. Cuando terminó la nota, el Presidente le dijo 'Santiago, esto fue innecesario'. Y de hecho fue lo que le transmitimos después a Santiago”.

Al vocero lo había seguido en la noche del martes el mismísimo periodista ultraoficialista Jonathan Viale, quien en una especie de mix entre sollozante descargo y editorial había dicho: "Santiago Caputo me llamó, me pidió disculpas y me dijo "echame la culpa a mi".

Esta ultima frase de Viale dejó en evidencia algo que ya venía sonando en los pasillos de la Casa Rosada, parte del "plan recuperación" de la imagen de Milei, pergeñado por el propio asesor presidencial, sería que las principales espadas del Gobierno salgan a disfrazarlo a él de chivo expiatorio, por ser un funcionario con mucho poder, aunque con pocas responsabilidades de Estado.

La prueba de que este es un "castigo fingido" es que, pasados cinco días del escándalo de la criptoestafa, no se produjo la consecuencia habitual en un Gobierno que solo en el primer año echó a más de 120 funcionarios, casi siempre por berrinches del presidente o de su hermana; y que, a pesar de estar atravesando por una de las crisis más fenomenales de que se tenga memoria en la política argentina, ninguna cabeza fue a parar a la tan usada "guillotina" de Karina Milei.

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