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Economía

Pese al respaldo en público, el FMI se impacienta por la marcha del nuevo esquema cambiario

Por: Marcelo Di Bari - El gobierno pretende que el dólar quede en la parte baja de la banda, cerca de los $ 1000, para controlar la inflación. El BCRA sigue sin comprar reservas, objetivo excluyente del programa.

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Con esmero y dedicación, el Fondo Monetario Internacional y la administración Trump reforzaron públicamente su apoyo al gobierno de Javier Milei. Y para eso eligieron una de las vidrieras de mayor exposición posible: la asamblea conjunta del FMI y el Banco Mundial, que se desarrolló esta semana en Washington.

El respaldo llegó de parte de Scott Bessent, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, quien mencionó que “Argentina merece el apoyo del FMI porque está logrando avances reales en el cumplimiento de los parámetros financieros” comprometidos en el programa de facilidades extendidas. El funcionario amagó incluso con la posibilidad de habilitar una línea de crédito especial de su cartera, el Fondo de Estabilización Cambiaria (FSE). Deslizó que podría hacerlo “si Argentina lo necesita, en caso de un shock externo y si Milei mantiene el rumbo”.

La cuestión del norte que siga el gobierno libertario también fue abordada por Kristalina Georgieva, la directora del FMI, en un episodio de dos capítulos que dio mucho que hablar. Contra todas las disposiciones del organismo, la dirigente se metió en la cuestión política interna de uno de sus miembros cuando recordó que “el país va a elecciones en octubre. Es muy importante que la voluntad de cambio no se descarrile. Yo le pediría a la Argentina que mantenga el rumbo”.

Al día siguiente de esa gaffe (¿involuntaria o calculada?), Georgieva aclaró que su mensaje no había intentado influir sobre los votantes, sino sobre las autoridades: “Muy a menudo, antes de las elecciones, los gobiernos debilitan su determinación de hacer reformas. Mi mensaje fue para el gobierno, que establezca el rumbo en beneficio del crecimiento de Argentina”, especificó.

¿Flota o se hunde?
Las repetidas referencias a mantener el rumbo pactado hablan de una sospecha que, cada vez más, se extiende en muchos sectores: que al gobierno no le interesa dejar que el dólar flote dentro de una banda de $ 1000 / $ 1400 (en definitiva, el principal ingrediente del programa puesto en marcha), sino que prefiere que se mantenga lo más cerca del piso de esa franja, para evitar cualquier rebrote inflacionario que le complique el camino hacia las elecciones de octubre. Y el Fondo se está dando cuenta.

En el camino, claro, quedaría el compromiso de que el Banco Central compre dólares dentro de esa franja para acumular reservas, el verdadero objetivo del programa, habida cuenta la cantidad y el monto de las deudas (bonistas, organismos internacionales y el propio FMI) que el Tesoro debe cancelar en los próximos meses. Por ahora, en las ocho rondas transcurridas desde que se abandonó el crawling peg y se puso en marcha el nuevo esquema, el BCRA no compró divisas y dejó caer el mayorista hasta $ 1070 (luego subió).

Lejos de achicarse por las advertencias del FMI, en el equipo económico apuran a los exportadores para que liquiden ahora, sin esperar una suba del tipo de cambio. Ese es el mensaje que mandaron los asesores del ministro Luis Caputo a la dirigencia agropecuaria, en el acto de Rosario en que se realizó, de manera simbólica, el remate del primer lote de soja de la campaña 24/25.

Los posibles “permitidos” que se tome el gobierno a la hora de cumplir sus compromisos preocupan al FMI. En plena asamblea, mientras se sacó fotos con todos los ministros visitantes (las que subió a sus redes sociales), Georgieva le dedicó más de una hora a una reunión con Caputo, Santiago Bausili y el resto de la delegación que viajó a Washington. Según posteó en sus redes, fue para “obtener información actualizada sobre el progreso hasta la fecha en el marco del nuevo programa respaldado por el FMI”. Algo parecido a la verificación de “si Milei mantiene el rumbo” planteada por Bessent.

La desconfianza se debe no sólo a la relativa prioridad que el gobierno le brinda a ese objetivo sino a las ambiciosas metas. El acuerdo especifica que entre fines de marzo y mediados de junio las reservas del Banco Central deben aumentar en U$S 4400 millones, sin contar los DEG girados por el Fondo Monetario. Según la consultora 1816, como el bimestre marzo-abril fue una sangría, la cantidad efectiva a sumar entre el 15 de abril y el 13 de junio, fecha de la primera revisión del acuerdo, sería de U$S 6700 millones. ¿Le alcanzará al Banco Central con los aportes de organismos internacionales? ¿Liquidará el campo a un tipo de cambio en la parte baja de la banda? Es lo que el FMI se pregunta.

Fuente Tiempo argentino

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