Economía
Proyecciones y promesas: Las diferencias entre los pronósticos del Gobierno y los analistas
Por Santiago Bulat - Se recalculan los números de la Economía argentina de cara a un nuevo año. Dólar, inflación y actividad económica en 2025. ¿Quién tendrá razón?

Las cartas se echaron de nuevo. A partir de ahora, comienza otro año para definir si los economistas siguen (seguimos) siendo los econochantas mandriles o si logramos encauzar los pronósticos para el 2025. Vamos a encarar dos temas: las proyecciones y las promesas del Gobierno. Dólar, inflación, desempleo y actividad económica.
Primero, tanto el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que releva el Banco Central como el informe Latin Focus nos dan la pauta de qué es lo que se espera para el año próximo según analistas del mercado. En términos de aumento de precios, que la inflación esté en a fin del año 2025 en torno al 35% anual, sabiendo que este año finalizará cerca de 119% y que en 2023 fue de 211% (una baja contundente). Sin embargo, el Gobierno en el presupuesto –que aún no fue aprobado– anticipó que espera una inflación del 18%, prácticamente de la mitad que el consenso de los analistas.
Luego, se les pregunta qué esperan sobre la dinámica del tipo de cambio, que volvió a ser noticia en esta última semana porque la brecha cambiaria volvió a dispararse. La administración anterior terminó con un tipo de cambio de $366 oficial, pero con una brecha que alcanzaba el 200%. Desde entonces, el equipo económico realizó una suba inicial del tipo de cambio hasta $800 por dólar, avisando que mantendría un ritmo de 2% de devaluación mensual. Y cumplió. Ahora, en dos diferentes posteos en la red X, tanto Luis «Toto» Caputo como el presidente, Javier Milei, dejaron entrever que si la inflación va hacia abajo en el resultado de diciembre, deberíamos ver cómo en enero o febrero el crawling peg desciende a un ritmo del 1% mensual. Deberíamos observar hacia fin de año un tipo de cambio levemente por debajo de los $1.200, lejos todavía de los $1.400 que espera el Mercado. ¿Quién tendrá razón?
En este último punto vale la pena hacer una aclaración, el consenso de analistas espera que las restricciones cambiarias más fuertes se liberen luego de las elecciones, evitando el riesgo de que el proceso desinflacionario se interrumpa. O sea, que el ritmo de devaluación del 1% podría sostenerse todo el año y hasta las elecciones y luego de ello que ocurra un salto mayor tras la salida de los controles cambiarios más severos, como prometió el presidente de la Nación en su último discurso sobre las propuestas para el 2025. Además, esto es consistente con lo que los analistas esperan de la brecha cambiaria (la diferencia con el dólar blue o el MEP sea 0%) hacia fin de 2025. Es decir, chau cepo.
¿Y por qué se podría interrumpir el proceso desinflacionario si esto pasa? Porque existe aún lo que los economistas llamamos: overhang monetario, o el excedente de pesos que están esperando la salida del cepo para comprar dólares. Mi apreciación es que esto continuará siendo gradual, se irán sacando medidas que mejoren los flujos comerciales y financieros con el fin de volver a un nivel de riesgo país razonable y que le permita renegociar el capital de deuda que tiene Argentina pendiente.
Uno de los puntos que tiene de positivo el Gobierno es que, a fuerza de potenciales riesgos que se gestan, eligen decir la verdad –que tan vapuleada está en la Argentina–. Entienden, y con sentido, que si prometen algo tienen que cumplirlo (por lo menos hasta el momento) para seguir reestableciendo la confianza en el mercado. Bajo este panorama, es muy factible esperar que sostenga el ritmo del 1% de devaluación durante 2025. ¿Cuál puede ser la contracara de esto? Un nivel mayor de desempleo en los sectores que dejan de ser competitivos (a menos que ciertas reformas importantes se aceleren). Esto debería tener algún impacto en el desempleo, que los analistas esperan en torno al 8% para el 2025. Es decir, levemente por encima de 2024. No parece que sea el gran temor de cara al año próximo.
En términos de actividad económica, el Gobierno espera que la Economía crezca de base un 5% para el año próximo. El Mercado, por su parte, espera una suba del 4%. Recordemos que en 2023 la Economía cayó 1,6% y en 2024 la baja será de cerca de 3,5%. Es decir que, si la recuperación es del 5% en 2025, quedaría casi en los mismos niveles que en el año 2022. Acá hay coincidencia en que crecerá y fuerte en 2025. De errar en esto, ¿el Mercado sería un mandrilcito?. El siguiente objetivo: crecer al menos por dos años consecutivos y salir del sube y baja que mantiene una economía a raya desde hace 13 años.
En cuanto a la negociación con el FMI, la victoria de Trump funcionó como un alivio para la administración de Milei y la capacidad de conseguir nuevos fondos con el organismo. No solo para pagar deudas viejas, sino el respaldo sobre el programa que está haciendo el gobierno argentino. Esta apuesta es la que aceleró las negociaciones con el FMI, que, en palabras del ministro de Economía, no había apuro por comenzarlas. Y esto tiene sentido durante 2025, donde no ocurren pagos de capital, sino solo de intereses. Para 2026, la historia se pone más pesada, porque hay que empezar a pagar el plato fuerte del préstamo anterior (si no sufriera modificaciones en el nuevo programa).
Por último, algo que queda por fuera de los pronósticos estrictamente locales tiene que ver con lo que pase en el mundo. Vamos hacia un lugar que sin dudas dará que hablar el año próximo, sobre todo si Donald Trump cumple con su estrategia proteccionista. El impacto que podría tener en una Economía más cerrada sería el de un mayor nivel de precios sumado a una política fiscal más expansiva (sobre todo por subsidios corporativos). Esto llevará a una reducción de tasas de interés más lenta de lo esperado, encareciendo la deuda global y fortaleciendo al dólar como ya ocurre.
Ante esto, economías como la de Brasil –aunque se debió principalmente a factores internos– devaluaron sus monedas, poniéndole mayor presión a la sostenibilidad de la apreciación cambiaria. Es ahí donde empiezan a sentirse las presiones. China, por su parte, volvió a mostrar leves mejoras en su actividad económica, fomentado en gran parte por un ambicioso paquete de estímulo fiscal, que incluye la emisión de bonos por valor de 10 billones de yuanes para rescatar a los gobiernos locales y financiar obras de infraestructura. Sin embargo, la guerra comercial con Estados Unidos va a definir bastante de lo que viene.
Lo bueno es que según el calendario Chino el próximo año del mono es recién en 2028. Quizás 2025 haya más acuerdo.
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