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Roberto Caballero: Los fanáticos son ellos
El Grupo Clarín promovió la proscripción de Cristina Kirchner, el monopolio mediático actúa como un poder fáctico que degrada la democracia en Argentina. La proscripción de Cristina configura una situación de perturbación política que impide hablar de normalidad o estabilidad institucional. La historia enseña que la proscripción trae consecuencias. Es difícil que el sistema político pueda funcionar con reglas democráticas plenas cuando la principal líder opositora es perseguida. Los crímenes de Clarín no están contados. Fueron capaces de silenciar un genocidio y hoy concentran más poder que hace diez años. Son fanáticos que posan de racionales. Varios gobernadores estuvieron en el festejo por los 80 años del diario, pero ir a besarle el anillo a los que quieren la sepultura del kirchnerismo es ensuciar la historia, porque la Ley de Medios no fue obra individual de Cristina, sino el resultado de un proceso colectivo de foros y debates públicos. El monopolio mediático también está vinculado con la concentración económica: Clarín es la negación de la competencia. Es una dictadura empresaria que impone condiciones al resto de los jugadores. No hay democracia con Cristina presa. No hay democracia con Clarín hecho monopolio, porque fanáticos no son los que defienden derechos, sino los que odian, persiguen y desean la muerte de sus adversarios.
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